28 de enero de 2013

Actividad Cuaresma 2013

Esta es una propuesta para que puedan llevarla a cabo  en los distintos grupos de catequesis cada semana, ya que retoma las lecturas de cada Domingo. Tambien podras encontrar algunas otras propuestas de actividades
para esta cuaresma 2013
en las distintas entradas de este blog 

 




ORACIÓN INICIAL  PARA CADA DÍA

     Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.

     PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio.

     Y AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?   


Primer domingo de cuaresma:
Proclamación de la Palabra de Dios:    Lc.4, 1-13
Ì Reflexión:

Jesús es tentado por el diablo, le presenta una sabiduría diferente a la voluntad de Dios. La prueba de Jesús viene en un momento de debilidad humana (recuerden que Jesús es Dios y es hombre).  En la primera tentación, el diablo le pide que haga milagros para Jesús mismo, para quitarse el hambre y la pobreza y de no fijarse en lo que Dios le pide o de ver a los demás. En la segunda tentación, la del poder.   Jesús no trata de hacer lo que El desea, sino de hacer y cumplir la voluntad de Dios con mucho amor. Finalmente tenemos la tentación del éxito, de la vanagloria es el deseo de que se inaugure el Reino de Dios de modo espectacular y no del modo que Dios manda.
     Meditación: Las tentaciones hechas a Jesús son raíz de toda tentación, el poder, el dinero, el egoísmo, el querer ser más que los demás, o creerse más, el burlarse de las personas diferentes,  todas ellas nos hacen ser débiles y nos alejan de Dios.  Por eso debemos ser como Jesús que en su debilidad, en el momento en que fue tentado,  vence al Maligno no solo en el desierto sino también en la cruz.  Jesús nos enseña a tener  FE en Dios que nos ama, que nos cuida. Nos enseña que, si tenemos la Palabra de Dios en el corazón y la hacemos en ley para nuestra vida, se convertirá en nuestra fuerza y en luz para nuestros pasos.  El Señor se convierte en nuestro escudo salvador, así como los guerreros antiguos que se protegían con sus escudos de la flechas o piedras, así es El.   Si nos mantenemos unidos a Cristo podemos ser vencedores como El y los espíritus malos se espantarán junto con sus tentaciones pues verán a un verdadero hijo(a) de Dios.  A un verdadero guerrero que lucha contra el mal y las tentaciones.
Ì Acción:
Escribir en una hoja o pequeña cartulina para poner en casa y repetir la Palabra de Dios: “Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe” (Juan 5,4b)





Segundo Domingo de cuaresma:

Proclamación de la Palabra de Dios:            Lc. 9, 28b-36

Ì Reflexión:
Jesús sube al monte con los tres discípulos privilegiados para orar.  El Padre transfigura a Jesús, su aspecto es “otro”.  Su resplandor hace que se le reconozca como el Hijo de Dios, el    Salvador esperado. El Exodo del cual hablan es la salida de… Jesús está llamado a “salir” a pasar el límite extremo, el de la vida terrena. La nube, la presencia de Dios presenta a Jesús como el que viene a cumplir la misión salvadora.  Esa misma voz manda a que se le escuche.

     Meditación:  La Palabra del Señor nos enseña a fijar la mirada en una meta: la Patria del Cielo, es hacia allí a donde debemos caminar.  Si se escucha con el corazón la voz de la nube, o sea la voz de Dios y si se sigue y escucha a Jesús entonces se dan pasos seguros y firmes, aún si por el camino encontramos piedritas, o baches (que pueden ser las tentaciones y el pecado, nuestras malas acciones). Cristo nos abre el camino y presenta lo que será el cumplimiento en su ser transfigurado por la oración.  Somos hijos de Dios por el Hijo amado (Jesucristo), se puede llegar a ser lo que ya somos de una manera completa, escuchando su Palabra y poniéndola en práctica, obedeciendo su voz siendo buenos y amorosos con todos, haciendo oración en todo momento para estar unidos a El.  En su luz veremos la luz del amor, de la paz.  El es el único que conoce el camino que lleva a la vida eterna y nunca nos abandona si nos unimos a el con fuerza y con amor.

Ì Acción: Escribir en una hoja y repetir en voz alta:
“El Señor es mi luz y mi salvación” (Salmo 26,1).








Tercer Domingo de cuaresma:

Proclamación de la Palabra de Dios:            Lc. 13, 1-9
Ì Reflexión:        En la vida siempre hay un momento o un lugar en el que Dios se quiere encontrar con nosotros. (por ejemplo: aquí, en la misa, en el momento en que hacemos oración, por la mañana o por la noche.)  Este momento es muy especial pues puede ser que obedeciéndolo y amándolo, nuestra vida cambie, se transforme y de fruto.  Podemos ser un árbol seco o un árbol que da fruto. Jesús cuenta la parábola de la higuera que no da fruto, este árbol es signo o símbolo de los que no han seguido a Dios, de los que no le han escuchado. Pero Jesús en su parábola, en su ejemplo, suplica al labrador (Dios) que le de otra oportunidad a la higuera, la cual El cuidará con amor y paciencia esperando que de fruto.

     Meditación:      Como todo lo que deseamos, por ejemplo, tener buenas calificaciones, ser mejores deportistas, etc. es necesario que nos    esforcemos y demos siempre lo mejor de nosotros aunque sea cansado y tengamos que hacerlo una y otra vez, pues debemos seguir una buena disciplina.   Lo mismo sucede si  queremos seguir a Jesús, debemos tener disciplina y esforzarnos cada día por ser mejores en nuestro comportamiento hacia nuestros padres, hermanos, familiares amigos, debemos respetuosos, obedientes y amorosos si queremos ser mejores hijos y verdaderos discípulos de Jesús. Nosotros somos la Iglesia formamos una Comunidad de hermanos y debemos ayudar unos a otros a caminar por el bien, y  alejarnos del mal camino, esta es parte de nuestra misión: seguir a Jesús.  Nuestra oración y nuestras acciones ayudan a que nadie se pierda, que nadie se quede atrás o que se aleje. Esto enseña Jesús en el Evangelio que escuchamos, “espera un poco, un poco todavía, que la cuidaré más”, todos los cuidados que Jesús nos da con su Palabra, Sacramentos, pidiendo por nosotros, son segundas oportunidades, o segundos intentos para cambiar y ser mejores.

Ì Acción: Escribir y repetir en voz alta: “Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios” (salmo 102, 2)






 
Cuarto Domingo de cuaresma:

Proclamación de la Palabra de Dios:            Lc. 15, 1-3.11-32

Ì Reflexión:
Jesús se junta con pecadores y come con ellos y estos se acercan a El porque le consideran amigo.  En cambio los escribas y fariseos atacan la actitud de Jesús porque creen que va contra la voluntad de Dios.  El ejemplo de Jesús del Hijo Prodigo habla de la humanidad, de todo aquel que por su modo de comportarse, de ser, o sea por el pecado,  se aleja de Dios.  Con el tiempo aquellas personas se dan cuenta de que les hace falta amor, paz, que se sienten vacíos y luego regresan al Padre el cual con amor cura sus heridas.

     Meditación:  En el ejemplo de Jesús sobre el Hijo Pródigo, podemos ver como en un espejo nuestra vida.  Muchas veces nos alejamos de Dios, de las personas que amamos por nuestra manera de ser, porque cometemos pecados; desobedecemos, peleamos, robamos, no estudiamos, somos perezosos, egoístas,  pero hay un momento en el que nos cansamos de estar solos, de que se nos regañe o se castigue a cada rato, de sentirnos siempre de mal humor y alejados de todos.  Es entonces cuando decidimos pedir perdón a Dios y a nuestros seres queridos.  Igual que el Hijo Pródigo regresamos a casa y nos encontramos como Jesús con su amor nos recibe y nos presenta ante Dios, nuestro Padre.  Jesús es nuestro camino hacia el Padre, todos podemos caminar con El y en El.  Es quien nos ayuda a “levantarnos” del pecado. En cuanto al hijo mayor, su actitud de envidia se dio por que el trabajo que hacia lo hacia por a la fuerza y si estaba con el padre no lo hacia por amor sino por obligación.  Por eso le dan celos al ver que se recibe al hijo menor con alegría y que se hace fiesta.  Esta manera de actuar es mala pues nosotros formamos la Comunidad, la Iglesia, el Cuerpo de Cristo y nos debemos alegrar cuando uno de sus miembros regresa a Casa arrepentido y dispuesto a cambiar de vida.  No estamos por obligación sino por amor.  Así como ustedes deben venir aquí no por que los mandan o de mal humor,  sino por conocer, amar y seguir a Jesús en el Padre por el Espíritu Santo.

Ì Acción: Escribir y repetir en voz alta:
“Me enseñarás el sendero de la vida”. (Salmo 15, 11)






Quinto Domingo de cuaresma:

Proclamación de la Palabra de Dios:            Jn. 8, 1-11

Ì Reflexión:
     Jesús pasa la noche haciendo oración.  Por la mañana fue al templo, como buen maestro comienza a enseñar a la gente.  Al momento se le arriman los maestros de la Ley y los fariseos (estas personas obligaban a cumplir con leyes a la gente y muchas veces solo los juzgaban.  En cambio ellos  no cumplían con sus deberes) y le ponen una trampa haciéndole una pregunta que podría ir en contra de los Diez Mandamientos (la Ley de Moisés) o de la misma ley romana:  ¿qué hacemos con esta mujer que ha pecado? Pues el pecado que había hecho, según las dos leyes como castigo era la muerte.  Jesús en lugar de responder, habla con la mujer, la cual se arrepentida lloraba ante los pies de Jesús.  La respuesta de Jesús no defiende ni una ley ni la otra, sino que dice. “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, esto lo hace para enseñar que nadie puede juzgar a otro ser humano sino solo Dios.  Así desaparecen todos lo que acusaban a la mujer, luego hablando con amor a la mujer le perdona sus pecados y le invita a no pecar más.  La Ley de Moisés se transforma en la Ley del Amor y del perdón.

     Meditación:  Mañana estamos ya en el quinto domingo de cuaresma y estas lecturas nos demuestran como a Jesús el buen Maestro lo siguen aquellos que desean darle muerte poniéndole trampas.  Pero Jesús a pesar del “bulling” de esta gente no responde con golpes o violencia, es fuerte y desea cumplir la misión que le encomienda el Padre demostrando amor por los hermanos, sobre  todo por los pecadores que piden perdón y se arrepienten.  Nosotros igual que aquella mujer debemos tener humildad y reconocer nuestros pecados, si queremos sentir su amor y perdón debemos presentarnos ante El.  No tener miedo pues no nos condena, el vive y nos da el Mandamiento Nuevo: Amor.  Pedir perdón a Jesús es pasar a la luz y salir de la oscuridad, es pasar de la muerte a la vida, esto nos convierte en misioneros de la esperanza y del amor para con todos.


Ì Acción: Escribir y repetir en voz alta:
“Si alguien vive en Cristo, es una criatura nueva”
(2 Corintios 5,17)